jueves, 16 de julio de 2009

el mal

EL MAL

El entorno violento del hogar, prejuicioso y altanero. Recogemos migajas de violencia por todos lo rincones, no hace falta rezar y pedir al todopoderoso ser que no se mezcla con los humanos y que los deja a su libre albedrío, para desatar la cólera atrapada dentro de la jaula psicológica, acostumbrada a esconderse en la timidez y la vergüenza. ¿Dónde nace toda esa violencia que se desata por los ambientes serenos y vírgenes de la calle? Traemos situaciones violentas que sólo buscan la primera oportunidad para saltar como dardos inflamables sobre nuestro adversario, sea quien sea. El niño pone la mano y pide un poco de amor y cariño, el maltrato es su respuesta, la mujer espera ansiosa la caricia y una bofetada, si no la muerte, su recompensa. Camuflados los sentimientos negativos se rezagan y se guardan, mejor sería no pensarlos, ni siquiera imaginarlos, pero ¿Cómo? La risa, remedio infalible, es un escape, los pensamientos son peligrosos, la imaginación corroe los senderos monstruosos de la mente. Pienso, luego actúo y provoco malestar en mi entorno al pensar de forma perversa.

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